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miércoles, 1 de agosto de 2012

Ley de la atracción

La pregunta que nos plantean con más frecuencia nuestros amigos físicos es: ¿Por qué me lleva tanto tiempo conseguir lo que deseo?

No es porque no lo desees con la suficiente intensidad.
No es porque no seas lo suficientemente inteligente.
No es porque no poseas los suficientes méritos personales.
No es porque el destino esté en tu contra.
No es porque otra persona se haya llevado tu recompensa.

El motivo de que no hayas conseguido lo que deseas es porque te mantienes en un patrón vibratorio que no coincide con la vibración de tus deseos. ¡Ése es el único motivo, no hay otro! Ten presente que si te paras a pensar en ello o, lo que es más importante, te paras a sentirlo, conseguirás identificar la discordancia que hay en tu interior.

Así pues, lo único que debes hacer es liberar, suave y progresivamente, poco a poco, tus pensamientos resistentes, que son los únicos factores negativos. El alivio que experimentarás será el indicador de que estás liberando tu resistencia, al igual que la sensación de creciente tensión, ira, frustración y otras emociones negativas indican que has incrementado tu resistencia.

¿A qué prestas atención?

Aquello a lo que prestas atención hace que emitas una vibración, y las vibraciones que ofreces equivalen a lo que pides, lo cual equivale a tu punto de atracción.

Si en estos momentos deseas algo que no posees, sólo tienes que centrar tu atención en ello y, en virtud de la Ley de Atracción, lo obtendrás, porque cuando piensas en ese objeto o experimentas lo que deseas, emites una vibración, y según esa Ley de Atracción, obtendrás ese objeto o esa experiencia que deseas.

Ahora bien, si deseas algo que en estos momentos no tienes y centras tu atención en el hecho de que no lo tienes, la Ley de Atracción seguirá respondiendo a la vibración de que no lo tienes, de forma que seguirás sin obtener lo que deseas. Así funciona esta ley.


¿Cómo puedo saber qué atraigo?

La clave para atraer algo que deseas hacia tu experiencia consiste en alcanzar una armonía vibratoria con lo que deseas. La forma más sencilla de alcanzar esa armonía vibratoria es imaginar que ya tienes lo que deseas, fingir que ya forma parte de tu experiencia, hacer que tus pensamientos se deleiten con la experiencia, y a medida que practiques esos pensamientos y empieces a ofrecer sistemáticamente esas vibraciones, facilitarás que lo que deseas pase a formar parte de tu experiencia.

Ahora bien, si prestas atención a lo que sientes, te será fácil averiguar si diriges tu atención a tu deseo o a la ausencia de él. Cuando tus pensamientos coinciden a nivel vibratorio con tu deseo te sientes bien, la gama de tus emociones pasa de la satisfacción a la expectativa, al anhelo, a la alegría. Pero si prestas atención a la falta, o la ausencia, de lo deseado, tu gama de emociones pasa del sentimiento de pesimismo a la preocupación, al desánimo, a la ira, a la inseguridad y a la depresión.

Así pues, en la medida en que seas consciente de tus emociones, siempre sabrás si facilitas esa parte de tu Proceso Creativo, y no volverás a interpretar erróneamente el motivo por el que no consigues lo que anhelas. Tus emociones constituyen un maravilloso sistema de guía, y si les prestas atención podrás orientarte hacia lo que deseas.

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Te guste o no, obtienes aquello en lo que piensas.

Según la poderosa Ley de Atracción, atraes hacia ti la esencia de lo que ocupa predominantemente tu pensamiento. De modo que si piensas sobre todo en las cosas que deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas. Por el contrario, si piensas ante todo en lo que no deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas.

Pienses lo que pienses, es como planificar un acontecimiento futuro. Cuando valoras algo, lo planificas. Cuando algo te preocupa, lo planificas. (Preocuparse es utilizar tu imaginación para crear algo que no deseas.)

Cada pensamiento, cada idea, cada Ser, cada objeto... todo es vibratorio, de forma que cuando centras tu atención en algo, siquiera durante un breve espacio de tiempo, la vibración de tu Ser comienza a reflejar la vibración de aquello a lo que prestas atención. Cuanto más piensas en ello, más vibras como ello; cuando más vibras como ello, más atraes a aquello que se corresponde con tu vibración. Esa tendencia en materia de atracción aumenta hasta que ofreces una vibración distinta. Y cuando ofreces una vibración distinta, las cosas que coinciden con esa vibración son atraídas hacia ti, por ti.

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Cuando tus deseos y tus creencias vibran al unísono.

«Lo semejante se atrae», de modo que para obtener lo que deseas la vibración de tu Ser debe corresponderse con la vibración de tu deseo. No puedes desear algo, centrarte ante todo en su ausencia y confiar en obtenerlo, porque la frecuencia vibratoria de su ausencia y la frecuencia vibratoria de su presencia son muy distintas. Dicho de otro modo: para obtener lo que anhelas, tus deseos y tus creencias deben vibrar al unísono.
Sigue ...

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