ESTRUCTURA TU MENSAJE – Diles a dónde les llevas
A menudo, damos por hecho que el mensaje que encerramos es obvio para la audiencia, y no es así. Al hacerlo, corremos el riesgo de ponernos a hablar y transmitir que nos dispersamos.
Sé que los puntos que contiene tu discurso están claros en tu interior. Sabes de lo que hablas y lo has preparado bien, pero debes explicarles el sentido de tu presentación para evitar que la información se precipite en cascada.
En ocasiones, al exponer un argumento, vemos con nitidez los cuatro puntos que contiene, pero si no se lo has dicho a tu interlocutor, puede que deje de seguirte en el punto tres. ¿No es una pena que se pierda el resto de tu mensaje?
Un orador es como un explorador que se adentra en una selva frondosa, abriéndose paso con el machete de la palabra hablada. Si te vas por las ramas, o si avanzas sin decirles a dónde les llevas, es fácil que desconecten y dejen de seguirte.
Si quieres que estén contigo hasta el final, estructura tu mensaje con un formato lógico, adelántales los puntos que contiene para que sepan por dónde vas o cuánto falta para terminar. Y si, además, lo acompañas de una buena forma (cómo lo dices), te seguirán hasta la última palabra pronunciada y todos habréis disfrutado del viaje por el laberinto de tu discurso
A menudo, damos por hecho que el mensaje que encerramos es obvio para la audiencia, y no es así. Al hacerlo, corremos el riesgo de ponernos a hablar y transmitir que nos dispersamos.
Sé que los puntos que contiene tu discurso están claros en tu interior. Sabes de lo que hablas y lo has preparado bien, pero debes explicarles el sentido de tu presentación para evitar que la información se precipite en cascada.En ocasiones, al exponer un argumento, vemos con nitidez los cuatro puntos que contiene, pero si no se lo has dicho a tu interlocutor, puede que deje de seguirte en el punto tres. ¿No es una pena que se pierda el resto de tu mensaje?
Un orador es como un explorador que se adentra en una selva frondosa, abriéndose paso con el machete de la palabra hablada. Si te vas por las ramas, o si avanzas sin decirles a dónde les llevas, es fácil que desconecten y dejen de seguirte.
Si quieres que estén contigo hasta el final, estructura tu mensaje con un formato lógico, adelántales los puntos que contiene para que sepan por dónde vas o cuánto falta para terminar. Y si, además, lo acompañas de una buena forma (cómo lo dices), te seguirán hasta la última palabra pronunciada y todos habréis disfrutado del viaje por el laberinto de tu discurso
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