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martes, 31 de mayo de 2022

DESPUES DEL CURSO DALE CARNEGI

Esto que escribo aquí es la exposición de lo aprendido en el Curso y que comparte en una reunión con mis compañeros de trabajo, hace muchos años ya. QUERÍA CONSERVARLO



DESPUES DEL CURSO DALE CARNEGI

 

 

Permitirme el atrevimiento de comentaros algunos apuntes que aunque no os descubrirán nada nuevo, tienen la función de rememorar  conceptos.

Como dijo Platón en su obra “Fedón o del alma” … esto es reminiscencia, es decir “Despertar lo que duerme en nuestra mente”

Espero vuestra benevolencia y comprensión. Lo que os voy a comentar se basa en el curso “Dale Carnegie” 

“Dale Carnegie” dedico su vida a dirigir cursos educativos

para hombres y  mujeres de negocios.

Primero sus cursos eran de oratoria, pero pronto comprendió que para hablar de forma eficaz se necesita aún más aprender el bello arte de tratar con la gente.

Se dedico con empeño a estudiar el tema y unos años sus cursos estaban canalizados a ese aprendizaje.

El primer punto importante es la comunicación.

Dice así: 

“NO CRITIQUE, NO CONDENE,NI SE QUEJE”

Un famoso psicólogo comprobó mediante experimento

con animales,  que premiando la buena conducta se aprende más rápido y se retiene con más eficacia que castigando. Veis… no os descubro nada nuevo.

Esto nos indica que por medio de la critica no obtenemos una actitud positiva en el oyente. Ni siquiera los grandes criminales reconocen sus errores, siempre encuentran una justificación para su actuación (el ambiente, educación, el hambre…) Entonces no esperemos que lo reconozcan las personas con las que entremos en contacto. En lugar de censurar comprender, tendremos un buen comienzo.

El siguiente punto se basa en el carácter humano.

“ EL ANHELO DE SER APRECIADO”

Uno de los mayores bienes que tenemos es la capacidad para despertar entusiasmo; y la forma de desarrollar lo mejor que hay en el hombre es por el aprecio y el aliento.

Hay que ser caluroso en la probación y generoso en los elogios.

Difícilmente dejaríamos a alguien a quien queremos seis días sin comer, pero la rutina hace que les dejemos mucho más sin darles una muestra de nuestra apreciación.

En las relaciones interpersonales no deberíamos olvidar que todos nuestros interlocutores son seres humanos y como tales hambrientos de apreciación. Sería  bueno dejar un rastro de pequeñas chispas de gratitud en nuestras jornadas.

Hay un viejo dicho que seguro conocéis, permitir que lo mencione: “ Pasaré  una sola vez por este camino de modo que cualquier bien que pueda hacer o cualquier cortesía que pueda tener para cualquier ser humano que sea ahora. No lo dejaré para mañana, ni lo olvidare, porque nunca mas volveré a pasar por aquí .

Tratemos pues de pensar en las cualidades de los demás;

Olvidemos la adulación y demos prueba de una apreciación honrada y sincera.

Os contare una anécdota que por simple  es significativa.

   Se trata de un pescador al que le encantaban las fresas con nata pero es el anzuelo ponía lombrices, no fresas con nata. Evidentemente.

¿ porque no proceder con igual sentido común con el trato de la gente?

Hay que poner el cebo capaz de satisfacer al pez. El medio del que disponemos para influir sobre el prójimo es hablar  acerca de lo que él quiere y demostrarle como conseguirlo. El secreto del éxito en la comunicación reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde  ese punto de vista.

“COMPRENDIENDO LA MENTE AJENA”

El perro puede que sea el único animal que se gana la vida demostrando cariño.

Se ganan más simpatías interesándose por los demás que  haciéndose que se interesen por uno.

Esto es tan viejo como que cien años antes de que naciera Jesucristo, un famoso poeta romano: Publilio Syro señalo: Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros . Claro que ese interés  debe ser sincero. Para ello hay que hablar de lo que le interesa al oyente. Desde su punto de vista.

Interesarse sinceramente por los demás, una regla importante es la sonrisa , la gente que sonríe se comunica mejor. ”La sonrisa no cuesta nada pero da mucho, enriquece a quienes la reciben sin empobrecer a quien la da.  Ocurre en un abrir y cerrar de ojos y su recuerdo  dura a veces para siempre.

Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella ni tan pobre que no se pueda enriquecer con sus beneficios.

Crea felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.

Es el mejor antídoto contra la preocupación , no puede ser comprada, pedida, prestada o robada. Se brinda espontánea  y gratuitamente.

Nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.

Uno de los más grandes en el arte de escuchar, fue Sigmund Freud. Alguien que le conoció bien decía que prestaba gran atención cuando se le hablaba, aun cuando la persona se expresara mal. Es indescriptible – decía –  lo que se siente cuando uno es escuchado así. Aspirar a ser un buen conversador es aprender a ser un buen oyente.

Otra regla será “ Ser un buen oyente es animar a los demás a que hablen de si mismos”

 Disraeli uno de  los hombres más astutos  que han gobernado el Imperio Británico , dijo: Hábleles a las personas de  ellos mismos y le escucharan por horas”

Hay que conseguir que los demás se sientan importantes. Frases insignificantes como “Lamento molestar” , “Tendrían la bondad de..” “Quiere hacer el favor de…” “Gracias” Pequeñas cortesías como estas, sirven para suavizar las ruedas de la monotonía que pudiera haber.

Antes de hablar a alguien es primordial pensar  que es importante para la persona o personas a las que te vas a dirigir .Para llegarles al corazón hay que hacerles comprender de forma sutil que reconocemos su importancia y reconocerla sinceramente. Si vamos a demostrar algo, mejor sutilmente con tal destreza que nadie piense que lo están haciendo .

“Se ha de enseñar a los hombres como si no se les enseñara y proponerles cosas ignoradas como si fueran olvidadas.” Alexander Pope.

Si, Sócrates repetía constantemente a sus  discípulos  en Atenas “Solo sé que no sé nada”

Puedo yo aspirar a ser más inteligente que Sócrates ; por lo tanto puedo dejar de decir a los demás que se equivocan. Es mejor decir , quizá me equivoque , pero yo lo veo de otro modo, podemos repasar los hechos y…

Cuando nos equivocamos a veces lo admitimos en nuestro interior. Y si se nos sabe llevar con tacto quizá lo admitamos ante los otros y acaso lleguemos a enorgullecernos de nuestra franqueza y ecuanimidad . No ocurre así cuando la otra persona trata de imponernos el hecho de que no tenemos razón .

Demostrar respeto por las opiniones ajenas  y no decir nunca que esta equivocada es una buena manera de llevar al interlocutor con tacto hasta donde tu quieres llegar.

Por último no puedo pasar por alto la importancia de conseguir que digan “Si” El orador  hábil obtiene desde el principio una serie de síes.

Cuando alguien dice no, todo el organismo se aúna en un estado de rechazo.

Hay que hacer preguntas a las que el oyente tenga que decir Si, forzosamente.

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