Vistas de página en total

jueves, 21 de abril de 2022

LOS HIJOS

Hablaba con una madre hace unos días. Me hablaba de su hijo como que le daba una de cal y otra de arena. Rescaté este poema que escribí hace unos cuantos años. 
Los hijos
Los hijos, que sonríen y olvidas cada pena. 
Los hijos, que te abrazan y sientes que renaces. 
Que cantan y te elevan, que lloran y te matan,
y luego resucitas si vuelven a abrazarte. 
Los hijos, que te quitan el sueño si padecen,
que congelan tu aliento y te hielan la sangre. 
Que tardan y suspiras, que llegan y respiras.
Los hijos, que trastornan la vida de los padres. 
Que te hieren de muerte, que te curan a besos,
que te tienen en vela detrás de una ventana.
Los hijos, que te hunden en el pozo más hondo,
que te dejan a expensas de la noche más larga.
Y detienen el tiempo, y aceleran tu muerte, 
y te dejan a veces los ojos sin palabras.
Que te explican la vida sin quitarle una coma.
Los hijos, que te encienden. Los hijos, que te apagan. 
Que dibujan tu sino y alimentan tu miedo,
y te borran de un soplo la sonrisa más ancha. 
Que desatan tu nudo cuando llaman y vuelven,
cuando ríen y duermen, cuando cantan y bailan. 
Los hijos, que te rompen en pedazos la vida,
cuando sufren y lloran, cuando tiemblan y callan. 
Que conducen tus pasos hacia infiernos y cielos,
hacia mares revueltos o hacia playas en calma.
Que se comen tus horas, tus minutos, tus días,
que se comen tus años y te dan las migajas. 
Que te estampan un beso y se acaba tu angustia,
que te bajan la luna más brillante y más alta.
Que te explican la vida sin quitarle una coma.
Los hijos, que te encienden. Los hijos, que te apagan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario